(1924-2013)
El profesor Elias L. Rivers, reconocido maestro y lingüista internacional, cuyo trabajo en la lengua y literatura española del Siglo de Oro fue de gran influencia, murió a los 89 años el 21 de diciembre de 2013 después de padecer una lesión cerebral en Chevy Chase, Maryland, donde residía.
Rivers nació en 1924 en James Island y se crió en Charleston, en Carolina del Sur. Creció hablando tanto el inglés como el gullah, la lengua criolla hablada por la familia afro-americana y caribeña que ayudaba en su casa, quienes le brindaron un cariño especial durante su juventud. Más adelante, estudió latín y griego durante en College of Charleston; sin embargo, tuvo que suspender sus estudios por tener que alistarse en la Marina de los Estados Unidos donde sirvió de 1943 a 1946. Inicialmente fue enviado a la Universidad de Georgetown para aprender chino, ya que después sería destinado a China, Birmania (actual Myanmar) e India para formar parte del Signal Corps. Él asumió su reclutamiento en la Segunda Guerra Mundial como una experiencia reveladora y un cambio de vida que lo introdujo al mundo desde otra perspectiva a pesar de su juventud.
Luego de volver a los Estados Unidos en 1946, se matriculó en la Universidad de Yale, donde en 1948 obtuvo la licenciatura en chino, latín y español, graduándose con mención de honor en Phi Beta Kappa. Continuó sus estudios en Yale, y se tituló de maestría en Estudios de Español y Francés, y de doctorado (1952) en Poesía del Renacimiento Español.
Durante este período, y durante la mayor parte del tiempo de su vida académica, debido a su excepcional trabajo fue becado y reconocido con apoyos como el de la Sterling Fellowship para realizar investigación pre-doctoral en España; la beca Howard Fellowship para llevar a cabo investigación bibliográfica; la beca Guggenheim Fellowship y la Fulbright Scholarship para continuar haciendo investigaciones en España. También recibió numerosos apoyos para sus proyectos del National Endowment for the Humanities.
En 1992, Rivers recibió el prestigioso Premio de Nebrija de la Universidad de Salamanca y en 2009 fue elegido como miembro correspondiente de la Real Academia Española. En su largo periodo como miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas trabajó intensamente como Secretario General de 1962 a 1964, como Vicepresidente de 1980 a 1986, y como Presidente de 1986 a 1989. También mantuvo una estrecha relación con la Modern Language Association, en la que participó en varios comités. Sin embargo, Rivers siempre dijo que su trabajo más grato había sido ser profesor compartiendo sus conocimientos y experiencia con sus colegas y estudiantes. De 1952 a 1962 impartió clases en Dartmouth College; de 1962 a 1964 en la Universidad de Ohio; de 1964 a 1978 en la Universidad de Johns Hopkins; y de 1978 a 1993 en la Universidad de Nueva York en Stony Brook. Presentó trabajos de manera asidua en numerosos congresos internacionales y pasó algunos semestres impartiendo clases en la Universidad de California, Berkeley, y en la Universidad de California, Irvine; además de en importantes universidades en España, residiendo por algunas temporadas en Madrid.
El professor Rivers es el autor y editor de más de dos docenas de libros, cuya gama temática va desde su amor por poetas como Garcilaso de la Vega, Quevedo y Sor Juana Inés de la Cruz; su fascinación por la lingüística desarrollada en Things Done With Words: Speech Acts in Hispanic Drama y Quixotic Scriptures: Essays on the Textuality of Hispanic Literature; hasta su trascendental trabajo de investigación sobre Miguel de Cervantes. Sus artículos más destacados versaron sobre la poesía española del Renaciomiento y los Siglos de Oro y fueron ampliamente difundidos y reconocidos.
Cuando se retiró, se estableció, con su segunda esposa, Georgina Sabat −también destacada hispanista− en Coral Gables, Florida, donde ambos continuaron investigando y escribiendo, con el apoyo de la Universidad de Miami. A principios de 2013 se trasladó a Maryland para estar más cerca de su familia.
A Rivers le encantaba viajar por el mundo, y fue conocido por su talento como chef, pues cocinaba grandes banquetes para su familia e invitados. Su familia, sus amigos y colegas sin duda lo extrañarán por su profunda avidez de conocimiento, su sabiduría derivada de su capacidad como lector incansable a lo largo de su vida, junto con sus agudas observaciones no sólo en literatura sino también en temas de sociedad, política y cultura.